
El miedo es una emoción que puede ser muy útil. Si una pantera corre en dirección
nuestra, el miedo hará que nuestro cuerpo secrete la adrenalina que nos hará correr
del lado contrario como atletas profesionales.
Fuera de este tipo de situaciones, en general el miedo es un estorbo. Todos lo
sentimos por una razón, por otra o por muchas. A veces lo aceptamos, otras ni lo
sospechamos. El caso es que el miedo paraliza y en el tema de las finanzas puede ser
el que cave nuestra tumba. Mientras más miedo nos provoque el asunto del dinero y
la administración, más alejados estaremos de él. Seremos más vulnerables a caer en
deudas, malos manejos, fugas, etcétera, lo que traerá como consecuencia estar
tronándonos los dedos por, ¡claro!, falta de dinero.
No les quiero decir que simplemente se quiten el miedo y ¡ya!, asunto resuelto. El
secreto es que combatir al miedo es como ejercitar un músculo. Al principio el
músculo está todo flácido y sin fuerza. Conforme lo vamos usando y vamos
practicando se va tonificando y se va poniendo mejor. Así sucede con el miedo:
poco a poco nos lo vamos quitando. Las primeras veces quizá no lo lograremos, pero
cada vez estaremos más cerca. Nada se resuelve de la noche a la mañana.
Para “ejercitar el músculo de las finanzas” y quitarse el miedo te tengo algunos
tips:
1. Piensa en Lo Peor Objetivamente:
Cuando sientas angustia, miedo, se te haga un nudo en el estómago o lo que sea
que sientas en relación con el tema de administrar y manejar dinero, piensa: ¿qué es
lo peor que puede pasar? Si abro el estado de cuenta y veo que debo más de lo que
puedo pagar, ¿qué es lo peor que puede pasar?, ¿que me entere? ¡Pues qué bueno!
Así puedo empezar a pensar en cómo arreglarlo. Cuando pensamos en lo peor, nos
damos cuenta de que es más el “nudo” que las verdaderas consecuencias y eso nos
ayuda a confrontar mejor las situaciones que antes considerábamos intolerables.
Cuando adviertas el súper nudo, recuerda que eres una persona con neuronas,
raciocinio y, sobre todo, ¡capacidad para resolver problemas! Para eso los humanos
tenemos cerebro. Hay problemas más complicados que otros, pero si le echamos
cabeza normalmente se nos ocurren soluciones posibles (aunque difícilmente serán
mágicas y rápidas). Confía en ti en que tú puedes salir de cualquier problema
financiero.
2. Recuerda tus años en la escuela:
Mientras más flojera tenías y menos estudiabas,
más mal te iba, ¿cierto? Con las finanzas sucede algo parecido, solo que esta vez no
tienes ni una maestra gruñona ni un papá que te puede castigar. Solo tu capacidad
para comprar juguetitos está en riesgo, así que haz la tarea y ¡averigua!, ¡infórmate!,
¡compara!
3. Plantéate pequeñas metas:
Ahorrar para comprar el departamento es una meta muy grande y
gorda. Pero ahorrar para un bolso o un juguete o para irte de vacaciones es una meta
más accesible y nos da la certeza de que efectivamente podemos alcanzarla. Una
gran meta se alcanza dividiéndola en muchos pedacitos que podemos manejar con
facilidad. Si sentimos todo el tiempo que la tarea es pesada y que no alcanzamos
nunca nada, perderemos el entusiasmo por hacerla.
No olvides jamás que el dinero y la administración están ahí para beneficio tuyo.
No son tus enemigos ni tu “cruz”. El dinero es el medio por el cual adquieres lo que
necesitas y la administración es la herramienta que te ayudará a que te rinda y te
luzca con menos esfuerzo.
Buenas lecciones para controlar el miedo